Tras adaptar el 7º libro de J.K. Rowling a medias, medio año después nos llega por fin el desenlace entre la historia de Harry Potter y Lord Voldemort.
La película continúa con la dirección de David Yates
Tras el buen sabor de boca que me dejó la primera parte, ya tenía ganas de ver cómo continuaba la historia, y aunque en los primeros compases la película continúa más o menos igual, con la búsqueda de los Horrocruxes, llega un momento donde todo cambia para llegar a la batalla final, con Hogwarts asediado y Harry descubriendo toda la verdad y enfrentándose a su destino.
Hasta ahora siempre he pensado que era una pena que, salvo alguna excepción, Harry Potter contara con unas direcciones y unos montajes tan reguleros, pero con este final he visto que la historia, en su momento álgido, tampoco es que sea para tirar cohetes, con varios puntos pillados por pinzas y con la resolución de la unión entre Harry y Voldemort bastante dejada al azar, por no hablar de que las acciones de Voldemort a lo largo de esta entrega parecen más propias de un crío enrabietado que no de un temido mago oscuro.
Tanto la dirección como el montaje en esta entrega han vuelto a ofrecerme un resultado bastante atropellado, echando a perder además unos grandes momentos que bien podrían haber sido épicos y han quedado en nada.
Pese a todo esto, la película me ha resultado bastante entretenida, como más o menos todas las entregas, lo cual me lleva a pensar en el potencial que podría haber tenido la saga en manos de mejores directores (sólo salvo de la quema a Cuarón).
Ho!
Harry, Hermione y Ron prosiguen con su búsqueda de los Horrocruxes para intentar acabar con Lord Voldemort. El cumplimiento de la profecía cada vez está más cerca.
La película continúa con la dirección de David Yates
Tras el buen sabor de boca que me dejó la primera parte, ya tenía ganas de ver cómo continuaba la historia, y aunque en los primeros compases la película continúa más o menos igual, con la búsqueda de los Horrocruxes, llega un momento donde todo cambia para llegar a la batalla final, con Hogwarts asediado y Harry descubriendo toda la verdad y enfrentándose a su destino.
Hasta ahora siempre he pensado que era una pena que, salvo alguna excepción, Harry Potter contara con unas direcciones y unos montajes tan reguleros, pero con este final he visto que la historia, en su momento álgido, tampoco es que sea para tirar cohetes, con varios puntos pillados por pinzas y con la resolución de la unión entre Harry y Voldemort bastante dejada al azar, por no hablar de que las acciones de Voldemort a lo largo de esta entrega parecen más propias de un crío enrabietado que no de un temido mago oscuro.
Tanto la dirección como el montaje en esta entrega han vuelto a ofrecerme un resultado bastante atropellado, echando a perder además unos grandes momentos que bien podrían haber sido épicos y han quedado en nada.
Pese a todo esto, la película me ha resultado bastante entretenida, como más o menos todas las entregas, lo cual me lleva a pensar en el potencial que podría haber tenido la saga en manos de mejores directores (sólo salvo de la quema a Cuarón).
Ho!
No hay comentarios:
Publicar un comentario