A finales del 2003 'Max Payne' tuvo una secuela desarrollada de nuevo por Remedy entertainment, distribuida por Rockstar games.
El juego salió para PC, Xbox y PlayStation 2.
Si bien el primer 'Max Payne' me pareció un título excelente, esta segunda entrega no la considero a la altura de su predecesor, sobretodo en la parte argumental, aún así no deja de ser un juego notable con mucha acción y con todos los condimentos que hicieron destacar la franquicia.
A nivel técnico, se nota que en esta ocasión Remedy entertainment dispuso de más recursos, hasta el punto de que pudieron dotar de cara propia a Max en vez de seguir usando la del guionista Sam Lake, perdiendo así un poco la caracterización que tenía el personaje. Por otro lado se mantiene esa estética tan característica de la primera entrega, con paneles de cómic ofreciendo un acabado similar al de una novela gráfica.
Con la inmediata salida de la tercera entrega (la cual no me atrae lo más mínimo, ni por lo mostrado, ni por el hecho de que no la esté desarrollando Remedy), he creído que era un buen momento para hablar de esta segunda parte.
Ho!
Con su vida arruinada, Max Payne está de vuelta en el departamento de policía de Nueva York. Durante la investigación rutinaria de un asesinato se topa con Mona Sax, una mujer que él daba por muerta; una mujer fatal, sospechosa de asesinato. Ella tiene las claves de las preguntas que le acosan, pero nada es sencillo en la oscura y trágica noche neoyorquina. Un ejército de secuaces del inframundo se interpone entre Max y las respuestas que anda buscando. Su viaje hacia las profundidades de su propio infierno personal continúa.
El juego salió para PC, Xbox y PlayStation 2.
Si bien el primer 'Max Payne' me pareció un título excelente, esta segunda entrega no la considero a la altura de su predecesor, sobretodo en la parte argumental, aún así no deja de ser un juego notable con mucha acción y con todos los condimentos que hicieron destacar la franquicia.
A nivel técnico, se nota que en esta ocasión Remedy entertainment dispuso de más recursos, hasta el punto de que pudieron dotar de cara propia a Max en vez de seguir usando la del guionista Sam Lake, perdiendo así un poco la caracterización que tenía el personaje. Por otro lado se mantiene esa estética tan característica de la primera entrega, con paneles de cómic ofreciendo un acabado similar al de una novela gráfica.
Con la inmediata salida de la tercera entrega (la cual no me atrae lo más mínimo, ni por lo mostrado, ni por el hecho de que no la esté desarrollando Remedy), he creído que era un buen momento para hablar de esta segunda parte.
Ho!
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