En 1998 Tony Kaye estrenó su primera película como director (en España se estrenó en 1999), un largometraje de119 minutos protagonizado por Edward Norton y Edward Furlong.
Como nota curiosa Kaye se enfadó cuando se encontró con que todo el material, y las escenas que grabó, fue montado por otras personas que no eran él. Incluso trató de borrar su nombre como director de la película, ya que no se sentía creador del producto final, sustituyéndolo por el típico pseudónimo que usan los que se arrepienten de sus creaciones (Alan Smithee).
Aprovechando que el otro día comenté la última película estrenada por Tony Kaye, había que aprovechar para dejar constancia también de la que sin duda es una de las mejores películas de los 90, con un Edward Norton en estado de gracia, y un guion de David McKenna soberbio y contundente.
Posiblemente lo que más recuerden muchos sea la escena del bordillo, pero la película de principio a fin nos ofrece una crítica contundente al racismo en general. Con un genial uso del color y el blanco y negro, capaz de enfatizar más si cabe la enorme progresión del personaje que interpreta Edward Norton.
Una de mis películas favoritas.
Ho!
Derek es un nazi elevado a la máxima potencia, con una inteligencia que le hace doblemente peligroso. Con el paso del tiempo su odio crece y deriva en la muerte de un negro que pretendía robar en su casa. Llevado a un correccional su vida cambia por completo después de pasar duras experiencias, una vez en la calle su máxima prioridad será sacar a su hermano del ambiente en que anteriormente se movía él.
Como nota curiosa Kaye se enfadó cuando se encontró con que todo el material, y las escenas que grabó, fue montado por otras personas que no eran él. Incluso trató de borrar su nombre como director de la película, ya que no se sentía creador del producto final, sustituyéndolo por el típico pseudónimo que usan los que se arrepienten de sus creaciones (Alan Smithee).
Aprovechando que el otro día comenté la última película estrenada por Tony Kaye, había que aprovechar para dejar constancia también de la que sin duda es una de las mejores películas de los 90, con un Edward Norton en estado de gracia, y un guion de David McKenna soberbio y contundente.
Posiblemente lo que más recuerden muchos sea la escena del bordillo, pero la película de principio a fin nos ofrece una crítica contundente al racismo en general. Con un genial uso del color y el blanco y negro, capaz de enfatizar más si cabe la enorme progresión del personaje que interpreta Edward Norton.
Una de mis películas favoritas.
Ho!
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