Jordan Belfort sólo ha querido una cosa en la vida: ser rico. Y el camino más fácil para alguien a quien no le importan los medios si consigue este fin es a través de Wall street. De esta forma, el joven Jordan se introduce en el mundo de los tiburones de las finanzas dispuesto a escalar pese a quien pese, y mientras el dinero va fluyendo en su dirección, los pocos escrúpulos que tiene se van disolviendo en el maremágnum de fiestas, sexo, drogas, dinero, putas, juegos salvajes, dinero, traiciones, duquesas de Nueva Jersey, dinero, dinero y más dinero. Porque Jordan nunca tiene suficiente de nada. Y pisaría quien fuese con tal de conseguir más.
La película está basada en la novela del propio Jordan Belfort.
Sólo con ver los tráilers uno ya puede imaginarse qué se puede encontrar, y entre otras cosas es un Leonardo DiCaprio demostrando, una vez más, lo buen actor que puede llegar a ser, aunque he de reconocer que por mi parte esperaba que se desmelenara algo más en un papel así. Por ello, y por el ritmo, desparpajo, y descaro, que tiene la película me ha parecido genial... por momentos, y es que el pero que le he encontrado es que a Martin Scorsese se le ha ido la mano con el metraje, porque tres horas son demasiadas para lo que hay que contar, y el guion en muchos momentos se vuelve reiterativo (dinero, sexo y drogas, una y otra vez) y aburrido.
A nivel de actuación, si bien DiCaprio carga con gran parte del peso, bien es cierto que sus compañeros de reparto tampoco se quedan atrás, desde Jonah Hill, hasta Matthew McConaughey (que en los pocos minutos que aparece en escena ya deja el listón bastante alto), pasando por nombres como Jon Bernthal, Kyle Chandler, Rob Reiner, etc.
Ciertamente la película tiene bastantes puntos mejorables, pero aún así me ha parecido una notable forma de estrenar el año en cuanto a visitas al cine.
Ho!
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