Tras mi anterior entrada donde expuse a grandes rasgos el viaje que he realizado, pasaré a exponer mis impresiones sobre el viaje, sobre el país y sobre su sociedad.
En un par de semanas he visto muchas cosas, y aunque me hubiese gustado poder ver mucho más es imposible hacerlo sin disfrutar ni saborear de cada lugar en el que he estado. Además, al ir con alguien tan familiarizado con el país moverse ha sido sumamente fácil (al menos para mí que me he dejado llevar casi siempre entre líneas de trenes y de metro :P), bien es cierto que he echado de menos callejear algo como acostumbro a hacer siempre en mis viajes, pero me he dado cuenta de que en Japón callejear no es buena opción, sobretodo en Kyoto y en Tokyo, porque son ciudades muy extensas, hay muchísima casita, y muchísimos distritos comerciales, y si callejeas lo más normal es que camines y camines sin ver nada destacable, esto lo pude comprobar cuando cogimos algún autobús, o cuando caminamos de algún punto turístico a otro no muy lejano. Japón es un país para moverte siempre en tren, por lo que es normal que haya tanta devoción por los trenes, y las estaciones de tren son increíbles, sobretodo las más grandes, auténticas ciudades llenas de tiendas, puros centros comerciales con todo lo necesario para poder hacer vida en ellas sin necesidad de pasar por casa (ya se dormirá en el tren xD).
Aunque me ha gustado todo lo que he visitado, y quizás mi mejor recuerdo global sea el del día que visité Himeji, se podría decir que mi sitio favorito ha sido Kyoto, me ha parecido una ciudad plagada de cosas que visitar, y con muchas curiosidades. Tokyo es también impresionante, pero en los últimos días el agobio de gente llegó a pasarme factura, aunque una cosa he de decir, pese a la ingente cantidad de gente con la que te cruzas, al volver a España me agobié con mucha más facilidad con la falta de civismo que tenemos aquí en comparación a Japón.
En cuanto a la sociedad japonesa, no me queda otra que recurrir al tópico de que es un país de contrastes, en todos los sentidos, mantienen esa esencia tradicional en sus templos, sus jardines, sus pagodas, etc., al mismo tiempo que te ofrecen un país muy moderno, y cívico, es de destacar que sólo encontré papeleras en las estaciones, y sin ningún barrendero a la vista las calles estaban generalmente impolutas, y es que una de las cosas en las que he reparado es que en Japón prima la sociedad sobre el individuo de una forma muy llamativa, hasta el extremo de la hipocresía. Por ejemplo: reparé en que la atención al cliente es excelente, son tremendamente educados, agradables, y aunque no hablen inglés harán lo posible por entenderse contigo o facilitarte el entendimiento, en cambio cuando hablamos a nivel de individuo la impresión que me han dado es que van a piñón fijo sin empatizar lo más mínimo con todo aquel con el que se cruzan, cumplen siempre con un excelente civismo y respeto por ciertos modales (dejar salir antes de entrar, respetar las colas, tener los móviles en silencio para no molestar al resto...), pero noté falta de caballerosidad, vi a una mujer caerse y sólo una persona hizo el amago de interesarse por ella, si dejas pasar al que tienes al lado los de atrás te apartan incluso de malas maneras para pasar ellos, aunque tú también tuvieras intención de salir, también vi a una señora mayor pasarlas canutas para bajar unos escalones con una maleta y nadie le ofreció ayuda, y así un largo etcétera, con esto creo que se cumple un poco esa imagen crítica hacia esa falta de empatía que he visto en algunas películas o series.
Me ha resultado bastante triste que sea una sociedad tan agradable por imposición (en el trabajo) o por costumbres (como por ejemplo que te saluden si te cruzas con ellos en la montaña), y en cambio tan fría y distante en el resto de situaciones, aunque como turista no puedo quejarme lo más mínimo, ya que nunca me he sentido tan bien tratado, e incluso me he podido despreocupar de que me robaran.
En este aspecto también he de estar agradecido a mi compañero de viaje, porque me ha enseñado muchas cosas que no sabía sobre las costumbres japonesas, la forma de pagar, cómo comportarse en determinadas situaciones, qué está bien visto y qué no de lo que nosotros consideramos habitual, etc.
En cuanto a los aspectos culinarios, si hay un ingrediente que prima en los platos japoneses es el arroz, he comido arroz todos los días, incluso para desayunar (me declaro muy fan de los onigiris), y cabe decir que me he defendido con los palillos sin mayor problema, incluso con los fideos. Dicho esto se podría decir que en las dos semanas que ha durado el viaje nunca he tenido hambre, comía porque sabía que era la hora de comer, pero un plato de katsudon o de arroz con curry me saciaba y me daba energías de sobras pese a todos los tutes que hemos llegado a pegarnos. Aún así no faltó probar alguna rareza que vi por allí, aunque no tantas como me hubiese gustado (ya que generalmente no tenía hambre nunca).
Ya sólo me queda comentar un poco mis impresiones sobre el consumismo en Japón, bien es cierto que hablamos de un país con constantes recesiones, pero a diferencia de nosotros potencia y mucho el consumismo, incluso a los dioses has de pagar si quieres rezar :P. Pongamos por ejemplo el SkyTree, ya que es el mismo ejemplo que me puso mi compañero de viaje, una torre magnánima que habrá costado lo suyo, pues bien, a la hora de construirla se construyó conjuntamente a un centro comercial, que junto a la entrada para subir al SkyTree, seguro que cubren con creces el mantenimiento y parte de los costes. Pero no es sólo eso, cualquier tienda, desde tiendas pequeñas, hasta centros comerciales, te ofrecen una variedad que aquí es impensable, pasillos y pasillos con objetivos de cámaras, o de maletas, o de mangas... en Akihabara hay tiendas que tienen edificios enteros para ellas, y otras que aunque no quepa ni un alfiler encuentras de todo (no en vano, algunos de los encargos que me han hecho, los he encontrado en tiendas pequeñitas), y lo más destacable es que las modas parece que no vienen y se van con tanta facilidad como aquí (encontrar merchandising de series antiguas y no muy populares era bastante fácil, igual que ver por ejemplo 'Bateadores' por la tele ^^).
Por otro lado, cabe destacar el valor de vivir en Japón, sin entrar en temas que desconozco como las hipotecas, vivir en Japón es barato, yo he llegado a comer en restaurantes por menos de 500¥, menos de 4€, y eso aquí ni con las pesetas xD, por no hablar de los precios de muchos productos que aquí te venden a casi el doble.
Y creo que con esto plasmo un poco todas mis impresiones, aunque siempre estoy abierto a cualquier pregunta que queráis hacerme. De nuevo dejo alguna que otra foto para amenizar tanto texto aunque en este caso he optado por fotos menos paisajistas ;)
PD: De lo único que me arrepiento es de no haber echado unas cuantas bolitas en un pachinko xD
Ho!
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