En 1994 salió para Super Nintendo una de las muchas adaptaciones que los personajes de Hanna Barbera han tenido en el mundillo de las consolas, 'The Flintstones: The treasure of Sierra Madrock'.
En él controlaremos a Pedro Picapiedra y a Pablo Mármol con la intención de encontrar el tesoro de Sierra Madrock antes que nadie, y conseguir así suceder al líder de los Búfalos mojados.
Este es el típico juego al que jugué muchas veces en casa de un amigo, pero que nunca nos lo pasábamos, lo empezábamos, nos reíamos cada vez que los personajes trepaban por las palmeras, jugábamos un par de mundos, apuntábamos la contraseña (que luego nunca éramos capaces de volver a poner correctamente) y ahí se quedaba hasta que nos daba por volver a empezarlo.
El sistema de juego que se usa para escoger las fases es tipo tablero, y a veces puede llegar a hacerse muy pesado estar dando vueltas sacando unos y pasando turnos hasta conseguir nuestro objetivo, o incluso nos podemos encontrar que un jugador esté varias partidas sin jugar porque va cayendo siempre en pantallas que el otro jugador ya se ha pasado. De todas formas, es un juego pensado sí o sí para dos jugadores, si uno juega solo va a tener que llevar igualmente a los dos personajes, entorpeciendo inútilmente el ritmo.
Aún así no deja de ser un juego de plataformas entretenido, correcto en los aspectos técnicos, con cuatro mundos temáticos, y los retos contra otros miembros de los Búfalos mojados son bastante curiosos, pero en tono general no se puede decir que las fases sean muy variadas.
Ho!
En él controlaremos a Pedro Picapiedra y a Pablo Mármol con la intención de encontrar el tesoro de Sierra Madrock antes que nadie, y conseguir así suceder al líder de los Búfalos mojados.
Este es el típico juego al que jugué muchas veces en casa de un amigo, pero que nunca nos lo pasábamos, lo empezábamos, nos reíamos cada vez que los personajes trepaban por las palmeras, jugábamos un par de mundos, apuntábamos la contraseña (que luego nunca éramos capaces de volver a poner correctamente) y ahí se quedaba hasta que nos daba por volver a empezarlo.
El sistema de juego que se usa para escoger las fases es tipo tablero, y a veces puede llegar a hacerse muy pesado estar dando vueltas sacando unos y pasando turnos hasta conseguir nuestro objetivo, o incluso nos podemos encontrar que un jugador esté varias partidas sin jugar porque va cayendo siempre en pantallas que el otro jugador ya se ha pasado. De todas formas, es un juego pensado sí o sí para dos jugadores, si uno juega solo va a tener que llevar igualmente a los dos personajes, entorpeciendo inútilmente el ritmo.
Aún así no deja de ser un juego de plataformas entretenido, correcto en los aspectos técnicos, con cuatro mundos temáticos, y los retos contra otros miembros de los Búfalos mojados son bastante curiosos, pero en tono general no se puede decir que las fases sean muy variadas.
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