Los cómics tienen distintas etapas, pero se podría decir que hay dos claramente diferenciadas, la primera es la que va hasta 1969, donde Mortadelo y Filemón eran una especie de parodia de detectives con su agencia de información (típicas rimas de Ibáñez), pero a partir de ahí nació el 'Mortadelo y Filemón' más conocido, donde los personajes ingresan en una agencia secreta llamada la T.I.A., convirtiéndose así en una parodia de los agentes secretos.
La serie de Ibáñez contó con algunas adaptaciones animadas, y un par de películas con actores de carne y hueso, pero en la mayoría de casos estamos ante productos bastante mediocres. También han contado con un buen puñado de videojuegos.
Aunque también han pasado por mis manos un sinfín de números de la primera etapa de 'Mortadelo y Filemón', no cabe duda de que la que realmente me enganchó es la etapa de las historias largas, historietas que no me cansaba de leer una y otra vez, y que aún sigo leyendo y sigo encontrando multitud de detalles que en su día me pasaban desapercibidos o simplemente no los entendía, porque aunque el humor de Ibáñez es muy simple, lleno de batacazos y de payasadas, de vez en cuando también tiene algún que otro golpe de ingenio que consigue sacarme más de una sonrisa.
En la primera etapa el dibujo de las historietas fue evolucionando poco a poco hasta llegar al diseño que caracterizó y popularizó la siguiente etapa, aunque hay algún que otro número que se escapa de ese diseño para ofrecer algo más detallado (al igual que hay algún que otro número cuya calidad es inferior a la habitual, y que generalmente están atribuidos a dibujantes y guionistas no acreditados).
Aunque me considero muy fan de Ibáñez y de su obra, hace años que no compro ningún número nuevo, considero que últimamente Ibáñez se repite demasiado, se centra demasiado en temas de actualidad, y sus cómics carecen de chispa y originalidad, pero el resto son todo un tesoro de mi infancia.
Ho!
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