Allá por 1993 Lucas Arts sacó la primera aventura gráfica protagonizada por Sam y Max:
El juego salió para PC y Mac, y está basado en las tiras cómicas de Steve Purcell.
Siendo unos personajes sacados de tiras cómicas es de esperar que sean ácidos y mordaces: Sam (el perro que controlamos) es un poco la voz de la cordura, mientras que Max (el conejo que nos acompaña) es un violento borde de cuidado que no desaprovecha ninguna oportunidad para soltar cualquier comentario sarcástico y carente de empatía. Este tipo de humor es sin duda su punto fuerte, además de un apartado técnico bastante destacable, con un diseño bastante cartoon, algunos efectos gráficos interesantes, y algún que otro minijuego que podremos encontrar a lo largo de la aventura.
El problema es que el juego tiene muchas sombras. Los puzles son bastante lineales, y muchos no tienen sentido alguno, y no me refiero a que abusen de la lógica absurda típica de las aventuras de Lucas Arts, más bien a que hay puzles que para resolverlos nos obligan a probar todo lo que se nos ocurra y a veces acabaremos tirando de guía. Además, la historia va degenerando en exceso.
Aunque jugué el juego en su día, no me lo he pasado hasta ahora, y, como suelo decir, es difícil valorar este tipo de aventuras con el paso de los años, pero no pasará como una de mis aventuras gráficas favoritas ni mucho menos, a decir verdad, sólo destaco el tipo de humor que se gasta.
Ho!
Sam y Max son un perro y un conejo, que forman una inefable patrulla de policías freelance que resuelven los más inverosímiles casos convirtiéndose en héroes eventuales de vez en cuando. Un día llega a su despacho una petición de ayuda de un carnaval regentado por dos hermanos siameses: Al parecer su principal atracción, un yeti congelado, ha huido dejándoles en una muy comprometida situación. Será a partir de ese momento en el que los dos policías se pongan manos a la obra en un caso que trasciende más allá de lo aparente, involucrándose en un peligroso "arrebú" de estupidez, jazz, surrealismo y ecología.
El juego salió para PC y Mac, y está basado en las tiras cómicas de Steve Purcell.
Siendo unos personajes sacados de tiras cómicas es de esperar que sean ácidos y mordaces: Sam (el perro que controlamos) es un poco la voz de la cordura, mientras que Max (el conejo que nos acompaña) es un violento borde de cuidado que no desaprovecha ninguna oportunidad para soltar cualquier comentario sarcástico y carente de empatía. Este tipo de humor es sin duda su punto fuerte, además de un apartado técnico bastante destacable, con un diseño bastante cartoon, algunos efectos gráficos interesantes, y algún que otro minijuego que podremos encontrar a lo largo de la aventura.
El problema es que el juego tiene muchas sombras. Los puzles son bastante lineales, y muchos no tienen sentido alguno, y no me refiero a que abusen de la lógica absurda típica de las aventuras de Lucas Arts, más bien a que hay puzles que para resolverlos nos obligan a probar todo lo que se nos ocurra y a veces acabaremos tirando de guía. Además, la historia va degenerando en exceso.
Aunque jugué el juego en su día, no me lo he pasado hasta ahora, y, como suelo decir, es difícil valorar este tipo de aventuras con el paso de los años, pero no pasará como una de mis aventuras gráficas favoritas ni mucho menos, a decir verdad, sólo destaco el tipo de humor que se gasta.
Ho!
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