Cuenta la historia de Bella, una joven brillante y enérgica, que sueña con aventuras y un mundo que se extiende más allá de los confines de su pueblo en Francia. Independiente y reservada, Bella no quiere saber nada con el arrogante y engreído Gastón, quien la persigue sin descanso. Todo cambia un día cuando su padre Maurice es encarcelado en el castillo de una horrible bestia, y Bella se ofrece a intercambiarse con su padre y queda recluida en el castillo. Rápidamente se hace amiga del antiguo personal del lugar, que fue transformado en objetos del hogar tras una maldición lanzada por una hechicera.
La película del año pasado está protagonizada por Emma Watson, Dan Stevens, Luke Evans, Ewan McGregor, Ian McKellen, y Emma Thompson entre muchos otros.
Si bien nunca he sido fan de la versión animada, sí que guardo un grato recuerdo de ella, un recuerdo que, al ver esta nueva versión, no he podido evitar tener muy presente, y es que la película dirigida por Bill Condon es prácticamente un calco de la versión de 1991, pero tanto para lo bueno como para lo malo, por lo que la película sólo sorprenderá para el que tuviera curiosidad por ver qué tal lucen los personajes de la factoría Disney con actores de carne y hueso, o para el que no hubiera visto la versión animada.
Por otro lado, la película calca hasta las canciones, y aunque no tengo nada en contra de ellas (algunas las tengo grabadas prácticamente a fuego), sí hubiese preferido que como mucho se limitaran a cantar un par como guiño, pero no todas, además, no es lo mismo escucharlas cuando tienes menos de diez años que ahora.
En resumen, una adaptación que no aporta nada salvo alguna subtrama totalmente irrelevante.
Ho!
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