Mi falla favorita |
La experiencia como turista ha sido por lo general bastante buena, no he podido más que maravillarme ante la inmensidad de algunas fallas, así como el excelente diseño y acabado que presentaban muchas, desde las especiales, hasta otras más modestas pero no menos creativas. La pega que le he encontrado es que a muchas realmente me costaba encontrarles un motivo, algunas parecían popurrís sin mucha coherencia, y personalmente me ha decepcionado un poco la escasa sátira que algunas mostraban, y es que parece claro que la mayoría buscan los premios apostando por un humor blanco que moleste lo mínimo posible.
La "mascletà" es otra experiencia que había que vivir, y en mi caso he asistido a dos y media, y digo "y media" porque a la primera que fui no me quedó otra que salirme tres cuartos de hora antes al no ir a buena hora, estar en mal sitio, y tener que aguantar empujones de la gente. A las otras dos fui con 2 horas y pico de antelación, pudiéndome colocar en buenos sitios para disfrutarlas, y aunque vibré con ambas, he de decir que la primera que pude presenciar me decepcionó por su nulo ritmo, resultando muy plana. La segunda en cambio sí me gustó más, y otra que escuché desde lejos mientras paseaba cerca también me gustó más en ese aspecto.
Lo que sí que no me gustó nada fue la "despertà", y no sólo porque me despertara sobre las siete y media cuando me había acostado tarde, más bien porque escuchar petardos de forma continuada durante casi dos horas me provocó un bonito dolor de cabeza. Lo peor es que como es algo que se hace todos los días, mi descanso en estas fiestas se resintió bastante (y eso que no soy una persona que necesite dormir con silencio).
Es por esto por lo que si bien las fallas me parecen unas fiestas muy bonitas de ver, también las he visto como un calvario para los vecinos que han de aguantarlas, y es que a parte del montón de calles que hay cortadas, hay que tener en cuenta lo tremendamente ruidosas que son estas fiestas: "mascletà", tumultos de gente alrededor de las fallas, petardos por todos los lados y a cualquier hora, verbenas por las noches, fuegos artificiales de madrugada, y para rematar la faena luego la "despertà" bien temprano.
Y todo eso por no hablar de la quema de las fallas, algo que duele de imaginar, por lo triste que resulta quemar algo que tanto ha costado hacer, y por lo terriblemente cerca de los edificios que están situadas muchas de ellas. Pero bueno, pese a estos puntos, y lo cansado que ha sido recorrerme Valencia, es probable que vuelva a repetir en un futuro.
Ho!
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