En una diminuta estrella en algún lugar muy muy lejano, existía un maravilloso lugar de ensueño donde reinaban la paz y la alegría. Pero una noche el rey Dedede y su gente, movidos por su glotonería, decidieron robar la comida y las estrellas mágicas del reino. De pronto apareció un muchachito vivaracho llamado Kirby y dijo "¡No os preocupéis! ¡Yo recuperaré la comida y las estrellas!".
El juego fue creado por Masahiro Sakurai.
Me sorprende que nunca haya hablado de este juego aquí en el blog, y eso que lo tengo desde que adquirí una Game Boy (aunque luego lo cambié por otro juego, y no volví a tenerlo hasta años más tarde), y es un juego que me he pasado muchas veces y que, aunque dista mucho de ser la entrega que sentó las bases más elementales de lo que ha terminado siendo la saga (en esta entrega Kirby sí puede absorber a los enemigos pero no puede conseguir sus poderes), sí resultó curioso el planteamiento que ofrecía.
Estamos ante un plataformas que por aquel entonces era bastante atípico por el propio concepto que ofrecía Kirby: podemos volar, podemos absorber casi cualquier cosa que nos encontremos... en general estamos ante un juego sencillo (que es lo que precisamente quería Sakurai) y corto (el juego no contaba con pila de guardado, así que con un poco de práctica teníamos que pasarnos de un tirón sus cinco niveles).
Sin duda a día de hoy se podría decir que dentro de la saga de Kirby, esta entrega no es de las más destacables, ni tampoco de las más trascendentales, pero por ser la primera no deja de ser muy icónica, y además no deja de ser un juego estupendo.
Ho!
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