Hace poco he podido visitar uno de los destinos que más ganas tenía de ver desde hace ya años: Islandia, tierra de hielo y fuego, aunque reconozco que lo que más me llamaba la atención de la isla es su salvaje naturaleza.
En esta entrada me centraré sobretodo en el viaje, un viaje para el que he destinado poco más de 8 días, saliendo un viernes por la noche para llegar allí de madrugada, alquilando allí un coche y yendo ya directos al apartamento que pillamos cerca de Reykjavík, la capital, donde hicimos esa noche y tres más, y desde donde nos fuimos moviendo a los sitios cercanos que más nos interesaban.
Los dos primeros días decidimos quitarnos un par de zonas que generalmente no suelen salir en ninguna ruta, la zona al suroeste de Reykjavík: Suðurnes, y la zona más al norte: Vesturland. En Suðurnes cierto es que vimos alguna cosilla chula, como algunas aguas termales, lagos, algún volcán (inactivo) y acantilados, pero poco después comprendimos por qué es una zona que no suelen recomendar mucho (salvo los que recomiendan el balneario "Blue lagoon"). En Vesturland en cambio vimos más lo que era capaz de ofrecernos Islandia con la zona de "Lava rocks", y cascadas muy chulas como la de Kirkjufellsfoss (todo lo que termina en "foss" en Islandia es cascada), con vistas a una de las montañas que presume ser de las más fotografiadas de la isla, o Grundarfoss, o Bjarnarfoss... todas ellas espectaculares, decidimos ir más al norte, e incluso visitamos alguna zona cercana con un par de volcanes antiguos, pero no estuvimos muy acertados con las carreteras que fuimos cogiendo, algunas incluso sin asfaltar.
El tercer día ya fuimos a visitar el famoso círculo dorado compuesto por las tres atracciones naturales más populares de Islandia: el parque nacional Thingvellir, el área geotérmica de Geysir (el mítico géiser, aunque actualmente está inactivo, estallando de forma muy ocasional, pero, al lado mismo, Strokkur sigue expulsando chorros de agua cada pocos minutos), y la cascada Gullfoss (sin duda espectacular). Ese día lo terminamos cenando y dando una vuelta por Reykjavík.
El cuarto día tocaba recoger los bártulos e irnos a nuestro siguiente destino: un bungaló al este de la región de Suðurland, con la esperanza de ver alguna aurora boreal tardía (no hubo suerte). Por el camino fuimos visitando bastantes puntos de interés por la zona más cercana de la costa, como Seljalandsfoss (y las cascadas que hay al lado), o mi cascada favorita: Skógafoss, o Reynisfjara beach y Dyrhólaey (cerca de Vik). Como no tuvimos un buen día, decidimos usar el quinto día para repetir la visita a alguna de estas zonas, y visitar además la lengua del glaciar Sólheimajökull, y los restos del famoso avión estrellado en medio de la nada (se puede ir andando o en bus pagando... no sé yo si merece la pena ninguna de las dos opciones xD).
En el sexto día nos fuimos al este, hicimos unas rutillas chulas andando, primero para ver la cascada Svartifoss, y también alrededor de los lagos de los glaciares, Fjallsárlón y Jökulsárlón, donde pudimos ver focas, e incuso renos, también visitamos Diamond beach, y más sitios que nos fuimos encontrado hasta llegar a Höfn. Para el séptimo día decidimos visitar las Islas Vestman, cogiendo el ferri hasta Heimaey (viendo por el trayecto la famosa isla Elliðaey), allí me dejé el hígado para subir por una ladera bastante empinada para ver unas vistas fantásticas, vimos también la popular Halldórsskora (roca elefante), y terminamos yendo hasta Stórhöfðaviti, con la esperanza de ver algún frailecillo (tampoco hubo suerte).
El último día lo destinamos a volver a Reykjavík, comer allí, comprar algún que otro recuerdo, y ya rumbo al aeropuerto de Keflavík. Un viaje agotador, pero genial ^_^
Os dejo unas fotos donde se ve un poco esa naturaleza salvaje:
Ho!
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