Tras una inesperada tragedia familiar, tres generaciones de la familia Deetz regresan a Winter River. La vida de Lydia, todavía atormentada por Bitelchús, da un vuelco cuando su rebelde hija adolescente, Astrid, descubre la misteriosa maqueta de la ciudad en el desván y el portal al Más allá se abre accidentalmente. Con los problemas que se avecinan en ambos reinos, es sólo cuestión de tiempo que alguien diga el nombre de Bitelchús tres veces y el travieso demonio regrese para desatar su propio caos.
La película cuenta de nuevo con Michael Keaton, Winona Ryder y Catherine O'Hara, con la incorporación de Jenna Ortega, Justin Theroux y Monica Bellucci.
Hace tres días comenté la primera película, y hoy toca hablar de su secuela, una nueva entrega que juega con la nostalgia, sin duda, pero que consigue contar una nueva historia lo suficientemente interesante y divertida como para que no sobrevuele por nuestras cabezas el si era necesario desenterrar a estas alturas esta franquicia con una nueva secuela.
Sí es cierto que en muchos momentos los guionistas tiran por lo fácil para dejar en el tintero ciertos personajes importantes de la anterior entrega, o para permitirse alguna que otra libertad cuando lo han considerado oportuno, pero en general nada de eso enturbia un producto donde el personaje de Keaton vuelve a ser el alma.
Ya no tiene la frescura de su predecesora, pero en general ha resultado un producto bastante respetuoso, y tan divertido como la original.
Ho!
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